Avanza la mañana, todo parece normal: los niños en la escuela vecina escuchan a su maestra: 'se levanta en el mástil mi bandera...'. Como si no hubieran pasado casi 20 años desde que empecé a escucharla, juraría que es la misma maestra de la Ichcaanzihó.

Recuerdo al maestro que perdió un diente que le dí a guardar en aquellos días de las primeras pérdidas. Seguramente él mismo habrá reclamado el botín del famoso ratón, como sabiamente recomendó mi sobrina: si Nico no quiere el dinero, agárralo tú.

Soy una maldita melancólica. Esta noche, como muchas otras no pude dormir, solo que ahora con mucha más razón: mi hijo de dos años y medio acaba de perder su primer diente por causa de un accidente desafortunado -como si de otro tipo hubiera.

Estaba a solo dos pasos de mí y lo vi caerse casi de volantín pero con la boca en el suelo. Maldito cochecito y maldita distracción y malditas personas que venían de frente y maldita garganta que no gritó más fuerte, como cuando sueñas que gritas y no te oyen...

Ya pasaron tres días y no dejo de lamentarme: el hecho de ver a mi hijo chimuelo durante más de 4 años más no me causa tanto dolor como el de que algún niño, como mi sobrina al saber que lo vería sin diente, se alejara mirándolo con el inocente morbo de los niños, o simplemente se riera de él. Como si un maldito hueso tan pequeño tuviera tanta importancia (1).

Pasaron muchos meses desde aquella vez que se cayó en una tienda, siguiendo a otro niño mientras su mamá veía la horrible ropa que, como siempre, ni le gusta ni le queda (2). El viernes al igual que aquel día, se me nubló la vista y la mente al ver la sangre de mi nené. Pues eso es, solo un nenecito; es bueno, inteligente y terrible a la vez (3). Me hace sentir la mejor y la peor, capaz e incapaz. Gracias a él y a algunos incidentes como este, he cuestionado mi fortaleza y capacidad de ser mamá.

¿Cuántos años te faltan? ¡Solo tienes dos y medio! Quisiera ver el futuro por favor, solo un poquito, para poder salvarte de todo tropiezo...

 

Notas de 2022:

(1) Recuerdo haber sentido en estos días una tristeza muy, muy profunda. Hijo perdió un diente en un accidente y me sentí muy culpable durante mucho tiempo. Cuando se está sola en este sistema tan adverso para las mamás, hasta las situaciones controlables se sienten demasiado. En este momento sólo siento un poco de enojo por la culpabilización y presión constante a la que somos sometidas como mamás.

(2) ¡Claro que me quedaba!

(3) Hijo NO es "terrible". Es un ser humano maravilloso con un cerebro huracanado por el TDAH que compartimos.