Cuando trabajaba en "Empresa X", mataba algo de tiempo chateando con mi adorada Marichú sobre cualquier asunto de naturaleza veinteañera que nos pasara por la mente: básicamente chismes de oficina y de la farándula, con un toque de sarcasmo que me ayudó a sobrellevar el tedio de trabajar 8 horas en el mismo proyecto, frente a la misma pared, con la misma foto de Juan Pablo II.

Con el tiempo empezamos a chatear también sobre asuntos personales y familiares. Yo de mente liberal, ella toda liberal, conversábamos bien chido.

Pero tuve que irme. Renuncié a Empresa X y me fui a probar suerte como mamá y enseguida como empresaria - la peor (1), claro. Una experiencia única: feliz y desgraciada a la vez, pero que no cambiaría por nada.

En este momento de la vida, cuando amo tener una empresa y crear y hacer lo que quiera con mis ideas y mi tiempo, extraño mucho ese chateo casual con amigas. Aunque sea con una sola. Obviamente ahora hablaría de peinados con liguitas y remedios caseros para el asma, pero tendría con quien intercambiar palabras. (2)

En la acuática y en la escuela de los peques me encuentro siempre a adorables señoras con criaturas de la edad de las mías que conversan alegremente sobre clases de ballet, visitas a plazas comerciales y chochos homeopáticos. Temas interesantes, pero yo, prejuiciosa como siempre, quisiera que hablen acerca de temas más trascendentales como métodos para la eliminación efectiva de los innombrables piojos o cómo enseñar a nuestros varoncitos a no ser tan machitos. ¡¡Y estoy segura de que muchas lo hacen pero no sé dónde rayos están!! Por eso casi no tengo amigas. (3)

Es que las mujeres -bueno, no generalizo. YO - necesito hablar de mis estrategias maternales con alguien que esté pasando por las mismas y que piense más o menos igual: ¿cómo educar a dos niños a distinguir estereotipos y apartarse de ellos? ¿cómo facilitarles una auto-imagen saludable para toda la vida?

[Ayer inauguramos nuestras vacaciones (las de ellos) pintando con unas geniales temperas que me encontré en 'ofindipot' - si, al inicio de las vacaciones soy bien pinche nerd.]

Mientras Hija retrataba princesas de colores el auto de su papá, a Hijo se le ocurrió hacer otro autorretrato. Entonces me ví en el apuro de combinar negro, blanco, rojo y amarillo para hacer el color piel que faltaba. Remojó su pincel mientras decía con decepción 'mami, este color de piel te quedó igual que el mío'. ¡Con DECEPCIÓN! mi pequeño tan pequeño y ya con prejuicio racial. ¡Gaddemmit!

Después supe que ese prejuicio empezó en la escuela, donde un niño muy parecido a él le empezó a decir africano. "¿Y qué? En esta familia nos reímos de los apodos. Diles que para empezar los africanos son físicamente superiores en todas las competencias atléticas del mundo..."

Pero estaría bien conversar con alguna malamadre por ahí que se enfrente a este mismo reto, ¿verdad?  Hey, ¿estás ahí? (4)

 

Notas de 2022:

(1) Durante varios años me llamaba a mí misma "La peor empresaria del mundo". Incluso mi blog se llamó así por un tiempo. Ahora sé que era mi TDAH, el abuso emocional y el cero soporte que tenía en casa, lo que me llevó a varios fracasos muy dolorosos en mis primeros años de emprender.

(2) Estaba realmente sola. Me entristece leerme así y a la vez me alegra saber que ya no estoy sola ni lo volveré a estar.

(3) Hasta la fecha mis Hijos me reclaman no tener amigas con hijos de su edad. Siento mucho no haberles dado tardes de juegos en las casas de nuestras amigas. Estaba absorta con el trabajo, tratando de demostrar mi valor, tratando de salir de un enredo emocional/financiero infinito. Además estaba levemente adelantada a mis congéneres pues empezaba a ver todo con mis gafas moradas feministas y, contradictoriamente, recuerdo haber pensado misóginamente que no había más mujeres como yo.

(4) ¡¡Sí estaban!!